domingo, 22 de julio de 2012

LOS INSULTOS DEL GODEJO LEONÉS.

PARA EL PRESIDENTE DEL CABILDO DE GRAN CANARIA, JOSÉ MIGUEL BRAVO DE LAGUNA, EL SILENCIO ES LA MEJOR RESPUESTA A LOS INSULTOS DEL GODEJO LEONÉS.

No se asombren los lectores, efectivamente, el Presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Miguel Bravo de Laguna considera que la MEJOR RESPUESTA al godejo alcalde de un municipio leonés, y compañero de partido, que acusó a los canarios de vivir a costa de los subvenciones de España, por lo que todo cuesta aquí la mitad que allá –aunque tengamos la cesta de la compra más cara de la nación- (somos vampiros o sanguijuelas que le chupamos sus dineros), que nos marchemos con los moros y que se vendan a los alemanes La Gomera y El Hierro (mejor todo el archipiélago, que seguramente estaríamos mejor en todos los aspectos), es el SILENCIO. Este “ingenioso” político olvida el aforismo popular que sentencia: “El que calla, otorga”.y prefiere la frase atribuida a Jesús: “Si te dan una bofetada en la mejilla derecha, por la izquierda”, o algo así. Y ambas cosas es lo que han hecho todas las instituciones públicas de Canarias, con el Jodierno Atinómico a la cabeza, excepto el Cabildo gomero –si no estoy equivocado- que ha declarado al tal alcaldejo leonés persona non grata, y los medios de comunicación en general. Cuando acontecen hechos como éste, con palmaria intención de humillarnos, que nuestros “representantes” políticos teman y rindan pleitesía al que con su cobardía han elevado al Virreinato, don Guillermone García, aunque me siento español –o quizá no porque me dejó indiferente la “gloriosa fazaña patriótica” de “la roja”, y no vi un solo partido- comprendo que mi estimado primo político, el buen novelista Víctor Ramírez, SE SIENTA INDEPENDENTISTA POR DECORO, y que ante el vergonzoso silencio de los que presumen de ser nuestros “representantes políticos” y de los medios de comunicación, afirme que ESTAMOS INMERSOS EN LA PUDRICIÓN DE NUESTRA IDENTIDAD CANARIA, y hasta me identifico con él por mi acérrima grancanariedad.

CARMELO DAVILA NIETO
 

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