domingo, 20 de enero de 2013

EL ALMIRANTE HOLANDÉS VAN DER DOES FUE DERROTADO EN GRAN CANARIA.


Mientras en Santa Cruz de Tenerife magnifican su supuesta victorita sobre la flotilla de Nelson, en la Ciudad Real de Las Palmas de Gran Canaria –que es su verdadero nombre-  rebajamos nuestras victorias sobre invasores como Drake o van der Does, muy superiores a la chicharrera sobre el capitán de navío británico en funciones de contralmirante. Digo esto porque, aunque casi diariamente, en mi habitual paseo matutino, paso ante la casa en la que vivió y murió Viera y Clavijo, en la plaza de Santa Ana, hasta el día 16 no había detenido mi vista en  una de las placas colocadas  en su fachada, y con gran perplejidad he leído: “El holandés Pieter van der Does atacó esta ciudad el 26 de Junio de 1599. Tras la resistencia heroica de la isla, la abandonó después de saquearla. Esta fue la gesta de guerra más señalada de la historia de Canarias. Fiestas Fundacionales, 22 de Junio 1999”.

 Se observará que no se indica el grado militar de van der Does sino se pone simplemente el holandés –como si fuera el errante de la leyenda-, ni tampoco se señala que fue derrotado en el Batán, en el Monte Lentiscal, en su marcha hacia el interior de la isla para conquistarla. Pieter van der Does era el almirante de una potente escuadra integrada por 74 navíos de guerra, enarbolando su insignia  en el Hollandsche Thuyn, con un ejército de 8.000 oficiales y soldados, a los que hay que añadir las tripulaciones, con las que se
 superaban los 10.000 hombres, y su intención, después de tomar Gran Canaria –la isla donde residían todos los organismos de la corona castellana y los religiosos-, era la conquista del archipiélago.

  Después de la derrota en la colina del Batán, en el Monte Lentiscal, en el actual municipio de Santa Brígida –que entonces no existía como tal-, los holandeses, que se retiraron en desbandada, dejando numerosísimos muertos, y desconociendo la cantidad de los defensores isleños así como su armamento, en su precipitada huída hacia el litoral de las Alcaravaneras, donde habían desembarcado, saquearon la ciudad, quemaron los retablos de la Catedral e incendiaron varios edificios, entre ellos el palacio episcopal y la casa de Bartolomé Cairasco. Los  invasores perdieron cerca de 1.500 hombres entre el desembarco y la batalla de El Batán, y los supervivientes se refugiaron en sus naves, y después de permanecer cuatro días más en la bahía de las Isletas, a las primeras horas del 8 de Julio la abandonaron, dirigiéndose a Maspalomas, donde hicieron aguada y enterraron a varios heridos que habían fallecido.

  Como se ve, la placa en cuestión es tan parca que el desconocedor de la historia, canario o foráneo, aparte de preguntarse quien sería el tal Pieter van der Does, creerá que simplemente saqueó la isla –en la que no pudo acentrarse-, y no la ciudad, y que una vez realizado el saqueo, la abandonó simplemente, satisfecho con su botín, cuando en realidad pretendía la conquista no solo de Gran Canaria sino del archipiélago, quedando sin enterarse de que fue derrotado y por eso partió temeroso de nuevos ataques grancanarios. Es lamentable que por las instituciones grancanarias –en este caso el ayuntamiento capitalino- no se informe con exactitud y veracidad de los hechos fundamentales de su historia, mientras que quienes la tienen mínima la exalten hasta las cotas más elevadas del patrioterismo o “chauvinismo”. Así nos va.

 Esa placa debería retirarse y sustituirse por otra en la que se consigne la realidad de los hechos históricos con todos los datos pertinentes al acontecimiento.

Carmelo Dávila Nieto
Investigador de la Historia de Canarias
Y miembro de la RSEAPGC.