lunes, 11 de mayo de 2009

E.MAIL

LA TELEVISIÓN AUTONÓMICA Y EL GRAN DE GRAN CANARIA

Absolutamente canallesco -no vale otro calificativo más benévolo- es que la Televisión Autonómica Canaria haya dedicado un censurable programa ( que no ví por razones obvias), presentado -que no conducido, que es incorrecto- por la ridícula Cristina García Ramos, que según la información bastante confusa de La Provincia/Diario de Las Palmas percibirá la increíble suma de ¡ 58.000 euros! , escandalosa cifra en circunstancias económicas normales pero una auténtica inmoralidad en esta época de crisis, verdadero despilfarro de dinero público aunque sea el coste total del programa cuando tantas personas están en la indigencia o sufren carencias por las pérdidas de sus puestos de trabajo -otrora especializada en la Primera Cadena de Televisión Española en el chismorreo sobre los "famosos" y las "famosas" en el grotesco espacio titulado "Corazón, corazón", y que fue despedida de forma humillante pues aún recuerdo su lagrimeo en su marcha, cuando fortuitamente sintonicé el citado primer canal-, programejo en el que se planteó, entre otras estupideces, la cuestión del Gran de Gran Canaria, identificándose significativamente con la delirante y obsesiva pretensión del impresentable y ominoso Pepito Grillo, o don Pepone Rodríguez Ramírez-como se prefiera-, director-editor de El Día-rrea, de que al nombre de nuestra entrañable isla le sea cercenado el calificativo que históricamente le corresponde desde hace más de ¡cinco siglos!, y que ya no hay porqué seguir acreditando con testimonios históricos por haber sido reiterados exhaustivamente, pero que este ignaro a conciencia, que lo sabe perfectamente, se empecina en alegar que es una añadido reciente -¿de cinco siglos es reciente?- que ofende a las demás islas y atenta contra la unidad del archipiélago,¡exigiendo! su eliminación. ¿Quién se cree que es este tolete para exigir, y a quién?
Hasta ahora sus bufonadas nos hacían reír, pero lo que no es risible en modo alguno es que la Televisión Pública Canaria se una a esta estólida campaña, y con la anuencia y complacencia del inepto director del medio se realice un programa para tratar del tema y conocer la opinión de los habitantes de nuestras islas sobre un asunto que es intocable y por ende no sujeto a una encuesta popular, que además, y aunque no la admito, ha dejado a don Pepone con sus glúteos al aire porque el setenta y nueve por ciento de los encuestados se pronunciaron en contra de la supresión del Gran; o sea una abrumadora mayoría. Seguirá a pesar de este resultado tan negativo emperrado en su obsesión, o recogerá velas? Vaticino que no porque ello equivaldría a reconocer su total derrota, y estos "iluminados patriotas" se consideran poseedores en exclusiva de la verdad y la razón, aunque los hechos le demuestren abrumadoramente su absoluta irracionalidad.

Pero es un hecho gravísimo que una televisión de todos los canarios, y que también pagamos los grancanarios, esté exclusivamente al servicio de los intereses de Tinerfenonia, demostrando una absoluta parcialidad a su favor como me han comentado que sucedió con el enfrentamiento balompédico -que no me interesa en absoluto como "deporte" y que no acepto que unos equipos futboleros representen oficialmente a una nación, una región, una isla o una ciudad, y que se les conceda una gran transcendencia como si fuera lo más importante y sublime que existe-, y que además realice un programa en el que, entre otras memeces, se plantee la eliminación de una parte del histórico nombre de una de las islas -la principal económica y culturalmente, y quizá en población, a mayor abundamiento-. Es un dislate.¿Que juicio le merecería a los españoles si, hipotéticamente, la televisión nacional se hiciera eco de las pretensiones de un mentecato que proponga que se le suprima su nombre a Cataluña o a Vascongadas arguyendo que es reciente, y realizara un programa en el que se preguntara a los españoles sobre el tema, cuando es un medio de difusión que también pagan los catalanes y los vascos? Constituiría un risible disparate, pero indignaría a los naturales de esas comunidades. O que los habitantes de la Unión Europea consideraran la posibilidad de suprimirle el Gran a Gran Bretaña porque ofende a las restantes naciones miembros. Hay cuestiones que son indiscutibles por razones históricas y de tradición, y el Gran de Gran Canaria es una de ellas por razones obvias.

Deplorable y censurable que el Presidente del Cabildo de Gran Canaria, el socialista José Miguel Pérez García, y el jefe de la oposición, el popular Larry -¡que nombre tan hispano y castizo!- Álvarez, en lugar de condenar el programucho declararan que "no se puede juzgar sin verlo ni oírlo". Asombroso porque el nombre de nuestra isla -como la de cualquier otra- no PUEDE NI DEBE ser objeto de encuesta en una televisión de todos los canarios. Estas declaraciones demuestran palmariamente su bajo nivel patriótico. Sus colegas tinerfeñones, si se hubiese tratado el cambio del actual nombre de su isla por el antiguo de Infierno, lo habrían rechazado con total dureza y energía, como debe ser en un político defensor de su tierra. Estos dos individuos, si tuvieran dignidad política, deberían dimitir porque no tienen categoría para representar a Gran Canaria.¡Que los dioses del Olimpo nos protejan de nuestros ineptos políticos de cualquier partido, incapaces de reaccionar y de protestar enérgicamente por ese partidismo y por esa provocación. Únicamente Román Rodríguez ha expresado públicamente su censura al programejo, por ello, y aunque estoy totalmente alejado de los nacionalismos, cuenta con un voto a su favor en mi estimación personal.

Y nuestros empresarios e industriales deberían retirar la publicidad de sus productos a la Televisión Autonómica, que no la necesitan para venderlos porque tienen un mercado consolidado al margen de la propaganda. Los grancanarios deberían no sintonizarla en sus televisores, y además no adquirir productos chicharrerones, como hacen ellos en Chicharreronia con los nuestros por lo que muchos industriales han tenido que instalar allá plantas, creando empleo. Que los de allí se vean obligados a hacer lo mismo para poder vender y generen aquí trabajo. Que ningún grancanario se asegure en mutuas tinerfeñonas.

Es palmario que la unidad de los canarios, principalmente de grancanarios y chicharrerones, es una utopía cuando existe gentuza como don Pepone y el director de la Televisión Autonómica, Willy -otro nombre de raigambre hispana- García, que hacen todo lo posible para impedirla. Por eso insisto una vez más, y no será la última mientras en mí aliente la vida, en que a Gran Canaria no le queda más opción, y necesidad, que constituirse en comunidad autónoma, excluyéndose de ésta que gobierna ATI con la connivencia de los infieles populares grancanarios (¿), acaudillados por el nefasto José Manuel Soria López. Si en Vascongadas ha sido posible el pacto entre socialistas y populares para evitar que volviera a gobernar el PNV, ¿porqué no se realizó aquí para marginar a la nefastísima CC-ATI? ¿Qué misteriosas y desconocidas razones lo impidieron? ¡Que los grancanarios exijan la autonomía a los políticos que eligieron en las urnas para defender a su isla y no lo hacen! Y si estos no se significan ni implican en la empresa habrá que ir a una movilización popular como la que logró la Universidad. ¡Está en juego la existencia de Gran Canaria!

Carmelo Dávila Nieto

No hay comentarios: