Soy grancanario y esto me basta. 
No envidio patria ni otra región.
Esta es mi gloria, esta es mi dicha:
Ser grancanario de corazón.
Félix Alonso Suárez. (Fundador de
La Asociación Benéfica Cruz Blanca) 
En  numerosas ocasiones precedentes he escrito varios artículos sobre el  tema de una autonomía exclusiva para Gran Canaria, absolutamente  independiente de la actual Comunidad Autónoma Canaria, porque considero  que es la ÚNICA solución posible para que nuestra isla recupere la  dignidad y la posición que ha ido perdiendo paulatinamente durante los  tantos gobiernos áticos que se han ido sucediendo sin solución de  continuidad durante bastantes años, y que han tenido como principal  objetivo no el bienestar del archipiélago sino el hundimiento de Gran  Canaria.
Esta autonomía grancanaria podría haberse conseguido desde  hace unos cuantos años -no recuerdo ahora con precisión cuantos, pero  quizá sean una década, aproximadamente- cuando el grancanarista acérrimo  Arturo Cantero Sarmiento fundara el "Partido Doble Autonomía" en el  salón principal del Círculo Mercantil, completamente lleno en su aforo y  en su exterior por patriotas grancanaristas que en su gran mayoría se  afiliaron inmediatamente después de escuchar la documentadísima  exposición de Cantero, lo que constituyó un relevante éxito, y que  habría significado una formidable e importantísima fuerza de oposición a  Coalición Canalla-ATI, que pondría en inminente peligro su hegemonía  -los medios de comunicación no informaron, incomprensible e  injustificablemente, de este acto a la opinión pública para su  conocimiento y probable adhesión- , pero, como suele ocurrir por aquí  frecuentemente y por desgracia, comenzaron las luchas intestinas por el  poder, y se cuestionó la presidencia de Arturo Cantero Sarmiento porque  su ideología política podría resultar perjudicial -¡absurdo!, y el  partido desapareció por lo que nuestra isla quedó totalmente  desprotegida ante las desmesuradas ambiciones áticas, disfrazadas de  Coalición Canalla, en la que se integraron varios grancanarios -que no  grancanaristas- cuyos nombres son sobradamente conocidos para  relacionarlos ahora, que no dudaron en traicionar a Gran Canaria por un  carguito no sólo en el Gobierno sino de simples asesores, percibiendo  unos buenos emolumentos.
Yo, a pesar de esta decepcionante desastre  del Partido doble Autonomía, no me he resignado a esta situación de  desamparo de nuestra isla y le he propuesto a José Manuel Soria López, a  Juan Fernando López Aguilar, a José Miguel Pérez García y a Román  Rodríguez -desconozco su segundo apellido- la idea de la autonomía para  Gran Canaria, y que cualquiera de ellos la acaudillase con la seguridad  de que, como en el caso de la Universidad, cientos de miles de  grancanaristas les seguiría, y sería el primer presidente de nuestra  Comunidad Autónoma. Pero, salvo la excepción de Soria, que no le prestó  atención y solamente me contestó que "así tendríamos menos funcionarios"  -como si fuesen una gente despreciable y no gastasen sus dineros en  atender sus necesidades y gustos-, los otros no se han dignado  contestarme -López Aguilar optó por un escaño en la Comunidad Europea-  pues prefieren -Soria y Pérez- los pactos con Coalición Canalla para que  sea Paulino Rivero el que gobierne, y ellos se conforman con ser meros  comparsas como vicepresidentes o simples diputados en el Parlamento,  como Román Rodríguez, que en una ocasión fue presidente pero al servicio  de ATI porque nada hizo por Gran Canaria. Y José Manuel Soria cuando  fue vicepresidente no reclamó las consejerías y organismos que le fueron  arrebatados a Las Palmas de Gran Canaria por el nefasto para nosotros  Adán Martín que le correspondían por el Estatuto de Autonomía, ni  tampoco hará la reclamación José Miguel Pérez.
Así que el panorama para  Gran Canaria es sumamente oscuro porque Santa Cruz de Tinerfelandia  ahora que concentra la capitalidad y el parlamento obtendrá más poder  todavía. Y esto se lo debemos al políticamente traidor a Gran Canaria  José Miguel Bravo de Laguna, que cuando fue presidente provincial de UCD  en Las Palmas, en los "Pactos de Medinaceli", celebrados en Madrid el  29 de Abril -precisamente la fecha de la incorporación de Gran Canaria a  la Corona de Castilla- de 1982, firmó con los representantes  chicharrerones la capitalidad compartida y la sede del parlamento en  principio en La Laguna -¿porqué?-, pero ante las tremendas protestas de  los santacruceros, encabezados por don Pepone en su Día-rrea, se  trasladó a Santa Cruz; pero lo pésimo es que Bravo de Laguna manifiesta  que no se arrepiente de haberlos firmado. ¡Y este hombre es actualmente  el presidente del Cabildo de Gran Canaria, institución que se presume  debe luchar y defender nuestra isla, y que, copiando a Manuel Hermoso,  ha declarado "Que es la hora de Gran Canaria"!
¿De qué modo va a lograr  esa "hora"? Tengo fundadas dudas sobre esto teniendo en cuenta su  reprobable pasado político y su capacidad para actuar. De todas maneras,  me arriesgo a proponerle la cuestión de la autonomía para Gran Canaria  aunque estoy completamente seguro que la desechará porque a la postre es  un vulgar mandado de Soria, que lo había condenado al ostracismo y lo  resucitó para las últimas elecciones.
Son muchos los que alegan que  es imposible la autonomía que propugno, con la que están de acuerdo  muchísimos grancanaristas. A este respecto les contesto que sí es  posible de acuerdo con el apartado 2 del artículo 143 de la Constitución  Española -capítulo tercero: De las comunidades autonómas-, que expone:  2." La iniciativa del proceso autonómico corresponde a todas las  Diputaciones interesadas o al órgano interinsular correspondiente Y A  LAS DOS TERCERAS PARTES DE LOS MUNICIPIOS CUYA POBLACIÓN REPRESENTE, AL  MENOS, LA MAYORÍA DEL CENSO ELECTORAL DE CADA PROVINCIA O ISLA. Estos  requisitos deberán ser cumplidos en el plazo de seis meses desde el  primer acuerdo adoptado al respecto por alguna de las Corporaciones  locales interesadas". Creo que la parte que he resaltado en mayúsculas  deja suficientemente claro la absoluta posibilidad de que una ISLA pueda  constituirse en comunidad autónoma. Esta es mi interpretación personal,  que no creo equivocada.
Yo sí sería partidario de una única  Comunidad Autónoma Canaria siempre que se reforme el absurdo Estatuto  que beneficia palmaria y descaradamente a Santa Cruz de Tinerfelandia  -que percibe del Jodierno Atinómico la misma subvención que Las Palmas  de Gran Canaria, que casi la duplica en población. ¿No es este un trato  perjudicial para nuestra capital y beneficioso para la de  Chicharreronia?- que durante estos cuatro años poseerá todo el poder  político al contar con la capitalidad y el parlamento. Este es un  tremendo dislate que debe ser urgentemente reparado, y como el momento  actual no está para despilfarros económicos no voy a proponer que los  dos organismos sean compartidos -que sería lo razonable-, pero sí que el  parlamento continúe en Santa Cruz y que la capitalidad no sea  compartida sino QUE RADIQUE PERMANENTEMENTE en Las Palmas de Gran  Canaria, de este modo se ahorrarían gastos inútiles por la duplicidad.
Si mal no recuerdo esta propuesta, o similar, la expuso en la II  república don Nicolás Díaz-Saavedra Navarro, por lo que no pretendo  atribuirme la paternidad de la idea. Y esta solución la expreso para  evitar enfrentamientos interinsulares porque históricamente, desde la  época de los Reyes Católicos, Las Palmas fue la capital de Canarias al  radicar en ella todos las instituciones de la corona y de la iglesia,  hasta que en 1833, durante el reinado de Isabel II, se produjo la  división administrativa de España en 49 provincias, y Francisco Javier  de Burgos, Ministro de Fomento ratificó a Santa Cruz como capital  provincial de Canarias -antes, en 1812, en las Cortes de Cádiz la habían  conseguido provisionalmente por maniobras arteras- sin antigüedad ni  historia -¿de qué "derechos históricos habla el ignaro don Pepone?- pues  hasta el 26 de Agosto de 1803 en que Carlos IV le concedió el título de  villa exenta con ayuntamiento, era el barrio portuario de La Laguna,  sitio horrible, calificado por Robert Hughes ,en su libro "La costa  fatídica", el burdel del Atlántico.
En base a lo susodicho es a Las  Palmas de Gran Canaria a la que le corresponden ambos organismos  -capital y parlamento- por su historia y su superior importancia. Pero  como esto no se aceptará porque los chicharrerones quieren acaparar el  poder absoluto y sojuzgar a Gran Canaria y no querrán quedarse en una  posición inferior, que es la que histórica y razonablemente le  corresponde y, además, nuestros representantes no tendrán la valentía de  exigirlo, entre otras razones porque desconocen la historia de su  ciudad. Pero los políticos grancanarios ya deben despertar de su letargo  y, al menos, luchar por la autonomía para Gran Canaria, y si son  complacientes con la presente situación y carecen "de pundonor y lo que  hay que tener", como le dijera seña Rita a Julián en La verbena de La  Paloma, que se marchen y dejen paso a una nueva generación política  -hipotética porque no observo inquietudes en nuestra juventud sino  conformismo- que consigan que nuestra isla ocupe el puesto que por  historia, cultura, industria e importancia le corresponde sin discusión  de clase alguna pues los hechos lo demuestran contundentemente.
D. CARMELO DÁVILA NIETO