ANTONIO CUBILLO, UN PAYASO MAS DE NUESTRA HISTORIA
(Veraneo en el más desierto de los desiertos)
Salvador Sagaseta
Articulo publicado por “La Provincia” el 27 de Agosto de 1988 por Salvador Sagaseta, que fue miembro del FNL(Frente de Liberación Nacional Canario) y estuvo con Cubillo en Argel.
Fue durante muchos años «El Cautivo de Argel», fundador de un nacionalismo con chilaba y sin ropa interior, pues no llevaba nada dentro, a no ser retazos tipo puzzle de un racismo sin fundamentos en la historia.
Tuvo siempre «El Mencey Loco» más dinero (francos antiguos) que vergüenza, «artículo», este último, desconocido por él, y recalentado por el sol sahariano (que castiga casi siempre en vertical) su complejo a lo «Lawrence de Arabia» lo llevó a subirse al camello y cogernos la camella.
Vivió años y años «El Cautivo de Argel» cautivando su ganglio bajo el sol feroz del desierto, siempre a la venta como un producto sin mercado. Se inventó mapas logísticos de Canarias con más bases americanas de las que podía sustentar el Pentágono, y vivió como en un paisaje surrealista de El Bosco descubriendo por doquier presuntos agentes de la CIA, traidores españolistas, vendepatrias, agentes de Lisboa (que todavía entonces saqueaba a punta de ametralladora a sus «hijos» africanos) y hasta «vendidos» a la Fiat de Turin (que en su paranoia incurable debió creer en algún momento en un Estado independiente).
Hablando mal y pronto, bandolero mayor no supo darnos jamás estas ínsulas... o mejor dicho, la otra, ahora tan Hermosa, pero andaban entonces las siete islas buscando su propia identidad y más de uno reconoció piadosamente a Cubillo el derecho a ser mitómano.
Abogado laboralista tinerfeño (de orígenes no-canarios), chulapo y casi madrileño en los modales, que se hizo nombre de «agitapopolo» dirigiendo una sonada huelga de panaderos en Tenerife, paseábase antes de la fuga a Argel por Las Ramblas del General Franco presumiendo de calentarse el golondrino con pistola, y así hasta la aparatosa caída de «Canarias Libre» en Las Palmas, tras la cual hizo la maleta y se refugió en una fábrica de botones de nácar parisina. Hizo la cola del pan en Moscú esperando a Líster, pero le dijeron que allí o trabajaba o a Siberia de vacaciones con pico al hombro.
Pero regresado a Francia, el trabajo en cadenas de montaje no le iba y practicó el arte del Lazarillo con picarescas de embajadas africanas obteniendo por fin un cargo simbólico de lector de español en Argel. Allí fue Cubillo con la milonga del porvenir Gran-Maghrebino de Canarias, de nuestra bien arraigada fe sahariana, de su pretendido liderazgo de masas ansiosas de cavar trincheras, y hubo entonces alguien en Argel, llamado Buteflika, comprendió que podía manejarlo sencillamente como una bicicleta. De modo que le extendieron una reliquia de pasaporte donde figuraba como «de nacionalidad canaria» y con ese documento de un país inexistente recorrióse Europa y África cual presunto caudillo de una criatura política con nombre de detergente tan falsa como su pasaporte.
Se pasó media vida tocando a las puertas de la QUA y obteniendo presupuestos para la batalla final que ingresaba puntualmente en una sabrosona cuenta corriente en Francia a nombre de su mujer... En Ghana se echó un amigote de cara a la guerra química, pues tuvo la genial idea de enviar cartas a la Capitanía General de Canarias con el virus de fiebre amarilla y esto es histórico, además de histérico.
Por supuesto, su partido de masas revolucionario, no existió jamás realmente, careció siempre de comité central o ejecutivo, clasificó a su famélica peña de seguidores numerándolos en clave: yo era, por ejemplo V3... y en el momento de mayor expansión llegó a V5.
Precursor de Radio Ecca quiso ser la Revolución vía radio, como Queipo de Llano.
Habría pasado a la Historia como un pillo común si no llega a ser por dos casuales: Uno fue el fichaje de Marconi para la Causa, pues le dieron en Argelia antenas y dinero, o séase una radio de largo alcance para enviarnos la parrafiada e informarnos cada noche de la cantidad de agentes de la CIA que pretendían hacerle el mal de ojos; y luego, sobre todo, porque esa torpeza tan chula y bastarda «Made in Spain» le hizo mártir a base de puñaladas en su zaguán argelino, único detalle que hace hoy del «Mencey Loco», no sólo un pillo con diploma, sino, a fin de cuentas, la víctima de una burda y sucia tramoya de telefilm barato: otra sucia maniobra de sangre a la española...
Vendió, o lo pretendió, Canarias a Argel proponiendo en su día una surrealista fusión como Estado Independiente Canarias-Sahara, vendió puntualmente a todos sus amigos (el último su hombre en Gran Canaria, Ángel Cuenca), me envió un sicario a Paris para reivindicar a mi nombre un accidente casual en Los Rodeos y comprometer mi status como refugiado político enviándome los GEOS a casa como presunto extranjero dedicado al terrorismo, acaba de eliminar de un plumazo a 40 militantes o simpatizantes en Gran Canaria quedándose todavía más solo que siempre, no le queda un solo amigo al que no haya denigrado. intentó la resurrección del idioma guanche a base de un esperanto de comics, degeneró en puro racismo la idea nacionalista... y fiel a su tradición de Dolores Ibárruri, símbolo de una discutible gloria que nunca existió, le suponemos veraneando con marcapasos en una urna de cristal abandonada en el mismo desierto que él se labró...